El pasado jueves comenzaron en ONU las negociaciones entre los países miembro para acordar un tratado que prohíba armas nucleares, negociación que durará hasta el 7 de julio. En ese marco, el próximo 2 de julio, el Ing. Nicolás Sosa, miembro de la Iglesia Metodista en el Uruguay, viajará en representación del Consejo Mundial de Iglesias para participar en las instancias de incidencia desde la sociedad civil, que formarán parte de las negociaciones oficiales entre los estados.

Entrevista a Nicolas Sosa  en Radio Nacional:

Desde el Consejo Mundial de Iglesias, se observa con preocupación la postura de las grandes potencias, las cuales tienen la mayor responsabilidad en lo que respecta a la paz y la seguridad internacional en las Naciones Unidas. Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU están boicoteando las negociaciones para la prohibición de armas nucleares.

Es de destacar el hecho de que Uruguay participe de las negociaciones de este tratado sin precedentes, junto a más de 130 estados.

La Iglesia Metodista en en Uruguay y el CMI instan al gobierno uruguayo a trabajar para fortalecer el alcance del borrador actual del tratado, que debe abarcar todo el espectro de consecuencias, tanto humanitarias como ambientales de las armas nucleares, así como también incluir las disposiciones necesarias para su completa abolición y las obligaciones de asistencia y salvamento de las víctimas y comunidades afectadas.

Acerca de las negociaciones en ONU para lograr un tratado que prohíba las armas nucleares.

armas-nucleares-1024x683Declaración pública

Nuestra era está profundamente marcada por las guerras violentas en Medio Oriente, los atentados terroristas en Europa y las exhibiciones de poderío nuclear en el noreste de Asia. No podemos dejar de vernos reflejados en aquellos que sufren ni debemos permanecer indiferentes al ver coartadas sus esperanzas de paz.

En tiempos como estos, estamos agradecidos porque del 15 de junio al 7 de julio, Uruguay estará participando en una serie de negociaciones históricas en las Naciones Unidas con el objetivo de prohibir de manera definitiva las armas nucleares; el instrumento de violencia indiscriminada por excelencia. Muchos de nosotros tenemos conocimiento del impacto de años de conflictos armados en Alepo, Siria. Un arma nuclear puede causar daños como estos en un solo instante.

Nos complace que nuestro gobierno sea uno de los más de 130 gobiernos que negocian este tratado sin precedentes. Y es bueno ver que también nuestros vecinos latinoamericanos se unen a gran parte de África, Asia y el Pacífico en esta causa.

Al mismo tiempo, es sorprendente observar la postura de las grandes potencias que tienen la mayor responsabilidad en lo que respecta a la paz y la seguridad internacional en las Naciones Unidas. Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU están boicoteando las negociaciones para la prohibición de armas nucleares. Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia todavía se aferran a los esquemas de la Guerra Fría y su lógica perversa, según la cual pareciera que la única manera de alcanzar la paz es mediante un compromiso inquebrantable de asegurar la capacidad de destrucción recíproca de los países y generar así un “equilibrio del terror” basado en la acumulación de armas nucleares.

Instamos a nuestro gobierno a trabajar para fortalecer el alcance del borrador actual del tratado, que debe abarcar todo el espectro de consecuencias tanto humanitarias como ambientales de las armas nucleares, así como también incluir las disposiciones necesarias para su completa abolición y las obligaciones de asistencia y salvamento de las víctimas y comunidades afectadas.

Todas y cada una de las naciones deben asumir un papel activo y trabajar para lograr la prohibición definitiva de esta descomunal amenaza contra la vida. El siglo XXI demanda de todos nosotros un gran esfuerzo de cooperación y colaboración a escala mundial para hacer frente al cambio climático, la migración masiva y el desarrollo sostenible. Sin embargo, miles de millones de dólares se están desperdiciando en arsenales nucleares que, lejos de ayudar a superar estos desafíos, agudizan sus efectos generando miedo y estancamiento.

Las grandes potencias parecen atrapadas en el pasado, pero una sólida mayoría de las Naciones Unidas está dando un paso esencial hacia un futuro libre de armas nucleares. La participación de Uruguay es un voto para ese futuro.

Ing. Nicolás Sosa.
Miembro de la Iglesia Metodista en el Uruguay
Delegado a la Comisión de Asuntos Internacionales del Consejo Mundial de Iglesias.
Montevideo, Uruguay.