La segunda columna sobre teólogos destacados de los últimos 100 años junto a la Pastora metodista Araceli Ezzatti se centra en Gustavo Gutiérrez. Uno de los fundadores de teología latinoamericana de la liberación. Sus ideas y su trabajo, forjado en un siglo de guerras y dictaduras, pero también de una democracia que siempre pugnó por resurgir, marcó a una gran cantidad de cristianos de todo el planeta.
Su cristianismo profundamente basado en la Biblia, particularmente en el Éxodo, fue peyorativamente acusado de marxista y silenciado formalmente por el Vaticano hasta 1994.
Su pasión es difundir el mensaje de que la salvación del ser humano solamente viene por una liberación total en la cual están incorporadas la vida cotidiana, las estructuras sociales, el bienestar de los seres humanos y, fundamentalmente, su dignidad. Su opción por los pobres -como sujetos en vez de objetos- con hambre de Dios a los que también había que dar respuesta a su hambre de pan, sigue siendo central para buena parte de los cristianos de nuestro continente y del mundo. Su influencia fue tan importante que puede encontrarse su impulso en los ideales fundacionales de reconocidos movimientos de base de múltiples países del mundo y su impacto en el diálogo con las ciencias sociales es plenamente vigente en la actualidad.
Deja tu comentario