Banksy Cristo

Cuando hacemos una interpretación bíblica, la hacemos desde nuestro propio horizonte. El texto no nos interesa porque cuente historias viejas, nos interesa porque lo consideramos “sagrado” y en tanto tal, creemos que ahí hallaremos una Palabra (con mayúscula) que pueda iluminar nuestra realidad en la promesa de la esperanza, del Reino de Dios.

La lectura bíblica no nos interesa sólo porque puede llegar a decir algo acerca de las preguntas existenciales de cualquier sujeto, que sea intelectualmente sostenible. Por ejemplo cuando intercambiamos ideas acerca de la muerte. Y la pregunta acerca de la muerte no aparece sólo cuando muere la abuelita sino también -y sobre todo, me atrevería a decir- cuando se hace presente aquello que muchos/as intelecutales han calificado de “muerte prematura”. La muerte de la abuelita, es totalmente comprensible, ya estaba viejita, había tenido una vida hermosa o no, etc. Pero la muerte prematura es aquella que llega “antes de tiempo”. Por ejemplo cuando muere un niño o una niña. Aún más preguntas nos levanta el tema de la muerte cuando esa muerte prematura hubiera sido “evitable”. Porque ahí pasa a segundo plano la muerte como tal y la causa de esa muerte es enfocada más de cerca.

Pienso en la escena de “Trainspotting” cuando muere el bebé. Pienso en Rayuela de Cortázar y esa escena completa con el bebé muerto ahí como si estuviera durmiendo. Pienso en los miles de niños y niñas que mueren de hambre -o por consecuencias del hambre- cada minuto en este planeta. Y pienso en los millones que para “zafar” del hambre se entregan como esclavos para acceder a las necesidades básicas, que nuestros estados nación supuestamente garantizan mediante sus leyes y acuerdos. Y también están los derechos humanos que funcionan como los 10 mandamientos para el cristianismo. Pero eso no garantiza nada, porque mientras escribía este párrafo murió otra niña de hambre y a otra la raptaron para que los idiotas de clase media y alta vayan a prostíbulos y fiestas privadas a violar niñas y pagar por ello enriqueciendo así a los mafiosos que siguen empobreciéndolos. Es un círculo vicioso.

Es el círculo vicioso del “capitalismo”.

A partir de Walter Benjamin ya muchos intelectuales han escrito sobre la retorcida estructura religiosa del capitalismo. Benjamin dice que el capitalismo es una religión de culto, en donde no hay teología sino puro “culto”, celebración, liturgia. Lo interesante es que ese “culto” no tiene una duración determinada o definida. Y a diferencia de todas las demás religiones, en lugar de absolver, endeuda.

Podríamos decir que la deuda es la base del funcionamiento del sistema, el eje pivotal sobre el cual el sistema puede sostenerse en equilibrio y seguir su movimiento circular. Si se elimina la deuda, se desarma el funcionamiento. Ahora bien, desarmar el funcionamiento de una religión es bastante complejo.

Porque el acceso al Dios del capitalismo es la deuda, mientras más endeudado estás mejor practicante sos. ¿Cuáles son las deudas que tenés? (En lugar de acumular mérito se acumula deuda). El fiel practicante de la religión capitalista se mueve entre la acumulación y la deuda. Y su dios no lo absolverá sino que lo seguirá endeudando y endeudando mientras el sujeto mismo cree que está acumulando. Y acumulando ¿para qué?

El cristianismo como movimiento, como pueblo, se basa sobre lo exactamente opuesto. Cuenta el relato que en una oportunidad le dan a Jesús una moneda y él dice “devuelvan al César lo que es del César y den a Dios lo que es de Dios”. Jesús deslegitima al representante en la tierra del dios de la acumulación y la deuda. Este es uno de los motivos por los cuales morirá crucificado de manera legal. No ha de confundirse el Dios del cristianismo con el dios de la acumulación y la deuda. Aunque muchas expresiones cristianas parezcan confundidas. Estamos hablando de religiones distintas. Pero claro, existe la opción interreligiosa también.

Jesús también dice: “busquen primero el Reino de Dios y su perfecta justicia y lo demás añadido será. Miren los lirios del campo, nadie puede vestir de manera tan hermosa. Miren los pájaros que no se preocupan por qué comer o qué vestir o dónde vivir y sin embargo consiguen hacer nidos y alimentarse. Si Dios se ocupa de los lirios y los pájaros ¿por qué piensan que de ustedes no se va a ocupar aún más?”.

Vencer la preocupación es vencer el círculo vicioso.