Por Yenny Delgado

Las mujeres en todo el mundo continúan siendo estigmatizadas, excluidas y discriminadas simplemente por la falta de comprensión del ciclo natural del cuerpo de la mujer y la menstruación. Desafortunadamente, la menstruación todavía se considera un asunto privado. Esto se ha hecho aún más claro a la luz de la reciente escasez y aumento de precios de tampones y toallas sanitarias a causa de la inflación que se viene experimentando a nivel mundial. Sin embargo, como sociedad todavía hay gran tabú y silencio sobre el ciclo natural de vida que tenemos las mujeres. La idea de ver sangre se considera aún sucia, impura y dolorosa. ¿Por qué mantener este estigma sobre el ciclo menstrual de las mujeres?

Hablemos de nuestro ciclo de sangrado como sagrado, no como estigmatización

Compartimos con nuestras abuelas, madres e hijas un ciclo de sangrado que es parte natural de ser mujer. Tener una vagina, ovario, útero y trompas de Falopio nos preparan para ser co-creadoras de vida, ciclo que sostiene a la vida humana de generación a generación. El cuidado de nuestro cuerpo durante el ciclo menstrual es fundamental, no solo porque es parte vital de nuestra vida como mujeres, sino porque ello asegura una vida saludable de nuestros cuerpos. Aunque a menudo solo hablamos de nuestro ciclo menstrual cuando las niñas en la familia, alrededor de los 12 años, empiezan a menstruar, es importante compartir nuestras experiencias con mayor apertura y valentía entre nosotras. 

En las familias, las mujeres solemos compartir recetas de infusiones curativas en caso de dolor, y como controlar los cólicos. Recomendamos ciertas posiciones que nos ayudan a descansar durante los días del ciclo, así como cuales son los masajes que ayudan en la zona baja, en caso de mayores sangrados. Entre consejos y pláticas aprendemos que ser mujer trae consigo un ciclo de cuidado especial, privado, que puede durar entre cuatro a seis días durante el mes y que nos acompañará entre 37 a 42 años de nuestras vidas. Sin embargo, pensamientos patriarcales sobre el cuerpo de la mujer nos cierran las puertas a compartir con nuestros padres, hermanos, parejas o esposos lo que es un ciclo natural en la vida de las mujeres, un sentimiento de vergüenza y silencio nos apaña. En lugar de recibir un trato positivo en educar a los hombres sobre el ciclo biológico, las mujeres quedan relegadas a ver cómo solucionan su ciclo menstrual solas. 

Las mujeres como co-creadoras de vida

Desde que las mujeres comienzan su ciclo de menstruación se asume que será interrumpido por el milagro de la vida, durante la concepción. Aunque como veremos tendremos varios motivos y complicaciones que romperán este ciclo menstrual en nuestra vida saludable. Primero, hablemos del embarazo. En la concepción de una nueva vida, que se irá desarrollando en el útero, junto a los ovarios, estos asumirán una función de reproducción, dando paso a madurar, cuidar y albergar el embrión, alrededor de la semana 12 pasará a definirse a través de los cromosomas. Un bebé con cromosomas XY será considerado un niño sin capacidad para reproducirse o tener un ciclo menstrual. Un bebé con cromosomas XX completará el sistema reproductivo, con un útero, ovarios y tendrá a sus pocas semanas de vida seis a siete millones de óvulos. En este momento, la vida de la niña y la madre se relacionarán de manera íntima como mujeres co-creadoras de vida, un milagro y tarea que comparten las mujeres en el mundo.

Queda claro que las mujeres somos más que cabello largo, senos, caderas y vagina. Centrarse solo en la apariencia externa del cuerpo de la mujer reduce la comprensión de quiénes somos y cuál es nuestro papel decisivo en la sociedad como co-creadoras de vida. En tiempos donde los parámetros de género, con una construcción social reducida de cómo deben comportarse las mujeres, limita el rol de la mujer a parámetros jerárquicos, a la vez que se ridiculiza nuestra imagen de tal manera que corremos un riesgo enorme sobre nuestros derechos y nuestra situación en el mundo que puede llegar a ser hasta ambivalente, al punto de llegar a reducir a una mujer en quien piense o siente serlo, minimizando nuestra genética, cuerpo y nuestros ciclos vitales, a la invisibilidad. 

Una menstruación saludable

Podemos decir entonces que nuestro ciclo menstrual es ancestral desde nuestra creación y se repite en cada una de las mujeres que son co-creadoras de la humanidad. Como mujeres es necesario conocer que nuestro cuerpo lleva una parte interna maravillosa que en esta sociedad moderna ha buscado reducirla con el consumo de pastillas para el dolor y tampones sin considerar que el ciclo sanguíneo conlleva armonía y equilibrio en la vida de una mujer. 

El ciclo menstrual sabio y regular trae también diferentes complicaciones. Los factores pueden ser diversos, resultado de nuestra edad, los antecedentes heredados en la familia, las alteraciones hormonales, las condiciones de nuestro útero y ovarios, cambian cada uno de estos en las diferentes etapas de nuestras vidas. Sea lo que pasemos cada una en nuestro ciclo menstrual, no debemos avergonzarnos, nuestros ovarios principalmente de manera natural buscan la armonía de nuestro cuerpo, produciendo hormonas llamadas estrógeno que su función principal es la maduración y cuidado de nuestro ciclo natural por lo que el sangrado vaginal irregular nos advierte de cuidados que necesitamos tener. La consulta médica en estos casos es necesaria, los pólipos endometriales, fibromas, infección del útero, embarazo ectópico, aborto espontáneo y cáncer de cuello uterino, entre otras complicaciones hacen que nuestros ciclos menstruales sean más dolorosos y necesiten de atención médica. 

Muchas mujeres no tienen la economía para comprar mensualmente toallas sanitarias, tampones, o copas menstruales necesarias para la higiene y cuidado personal, menos aún muchas mujeres en el mundo no tienen para pagar atención médica por complicaciones referentes a su ciclo menstrual. En silencio, muchas mujeres mueren debido a la falta de comprensión y cuidado sobre nuestro útero, ovarios y la funcionalidad de nuestro sistema reproductivo.

El ciclo menstrual en la Biblia

Desde la perspectiva teológica, como iglesia, también hemos guardado silencio sobre la función corporal de la mujer. Las complicaciones que tiene cada mujer y como asumirlas se han quedado limitadas en texto punitivos. Como en Genesis 3: 16 “A la mujer le dijo: —Aumentaré tus dolores cuando tengas hijos, y con dolor los darás a luz. Pero tu deseo te llevará a tu marido, y él tendrá autoridad sobre ti” se expone que el dolor que pasa la mujer se debe al pecado original. En otro como en Lucas 8:43-48 podemos leer: “Estaba una mujer que padecía de hemorragia desde hacía doce años; y aunque había gastado todo lo que tenía en médicos, nadie podía curarla. Ella se acercó por detrás a Jesús y tocó el borde de su ropa, e inmediatamente dejó de sangrar”.

Centramos el dolor, de la menstruación, de la concepción y el parto, como un castigo, cuando estas también pueden entenderse como una falta de atención social y médica. El dolor de una mujer que sufre de hemorragia durante 12 años muestra una situación grave sobre su útero, ovarios, es decir su sistema reproductivo, y jamás debería ser entendido como un castigo. Se trata también de un contexto social de discriminación contra el cuerpo de la mujer. 

En esta historia de Lucas 8:43-48 no sabemos el nombre de la mujer, la edad u otras condiciones físicas que tiene esta mujer que sangraba por tantos años. Esta mujer nos muestra la valentía de acercarse y tocar el vestido de Jesús para sanarse. Confinada al anonimato, podemos asumir que su pérdida de sangre se debiera a una enfermedad en su útero u ovarios, que le generaría niveles bajos de hierro, anemia y fatiga profunda. El milagro de Jesús elimina el vilipendio social que la mujer había soportado debido a su persistente sangrado. En este acto, Jesús la devolvió a la sociedad con salud y valor. La mujer sale del encubrimiento y de la vergüenza por su estado físico, y de los estigmas de las complicaciones de un ciclo menstrual anormal, que necesitan atención. 

La Biblia nos dice a los y las lectoras de hoy en día, que los mismos desafíos físicos y la misma condición de desventaja por la falta de entendimiento en nuestro cuerpo y ciclo menstrual no son nuevos. La función biológica que trae ser mujer aún guarda tabús en muchas sociedades por lo que mientras que no asumamos una relación positiva y saludable con nuestro cuerpo, seguiremos perpetuando las limitaciones a las que las mujeres nos vemos sujetas en la sociedad como en la iglesia.

Si todas las mujeres nos unimos y hablamos abiertamente sobre nuestra menstruación, comenzaremos a canalizar una visión más empoderadora de nuestro cuerpo. Es necesario incidir en recursos, educación y atención médica accesible a todas las mujeres para garantizar que la menstruación sea saludable y libre de prejuicios.

Algunos pasos para reafirmar positivamente nuestro ciclo menstrual:

  • Abraza tu ciclo menstrual con amor y orgullo.
  • Reafirmar el ciclo menstrual como natural a la mujer que posibilita ser co-creadora de vida.
  • Comparte tus prácticas saludables con tus amigas y hermanas, compartiendo nuestras experiencias podremos cuidarnos mutuamente y reducir complicaciones futuras. 
  • Apoya iniciativas que brindan educación y prácticas de cuidado necesarias para romper el estigma y discriminación contra la menstruación.