887265_10153288776568027_8344754189082917748_oPerder es el único pecado que no tiene redención en este mundo que idolatra el éxito. La paradoja es que el más justo en la historia occidental, Jesús, fue condenado por un sistema legal. A los ojos del imperio, de los religiosos y de los poderosos de su tiempo, pensaron «muerto el perro, muerta la rabia» pensaron que con la cruz y la tortura, la propuesta del nazareno se diluía.

En estas fechas donde millones van al templo del mercado, a profundizar su deuda en el templo del consumo, que consume el alma y la vida. Es verdad que cuesta encontrar en medio de tanto paquete, tarjeta de crédito y despilfarro, al pequeño, al Dios hecho ser humano en la fragilidad de un niño. Se convierte una tarea titánica compartir el mensaje de un Dios que parece elegir la pobreza y el fracaso.

¿Cual es el mensaje hoy de la fe cristiana? Una fe que es locura, un crucificado en un sistema legal como delincuente y que cuando nació lo hizo en algo menos que un comedero de animales.

El mensaje de un Dios que elige lo pequeño, lo débil, lo bajo y lo frágil para encarnarse, para acercarse al ser humano, es una locura. No elige el Palacio de Gobierno, el templo o una familia tradicional y acomodada, Dios nace en el borde, en el margen de un pueblo pobre y rodeado de humildad. Que tiene que ver el Jesús del relato bíblico con los templos millonarios de las avenidas principales o con el “Jesús” en boca de políticos que defienden interés de la tradición, la “familia” y la propiedad privada.

Jesús nace en un contexto donde la situación del campesinado era muy difícil debido al desarrollo del Imperio Romano en base a impuestos muy altos y pesados de sobrellevar. A esta política de obras públicas llevada por los herodianos, hay que añadir los impuestos exigidos por el Templo de Jerusalén.

El evangelio es locura para este mundo, este mensaje del anti-exito es esperanza para los desposeidos, presos, ciegos y cautivos. Al comenzar Jesús su ministerio toma los rollos del profeta Isaias y lee parte del proyecto del Reino, «EL ESPÍRITU DEL SEÑOR ESTA SOBRE MI, PORQUE ME HA UNGIDO PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO A LOS POBRES. ME HA ENVIADO PARA PROCLAMAR LIBERTAD A LOS CAUTIVOS, Y LA RECUPERACION DE LA VISTA A LOS CIEGOS; PARA PONER EN LIBERTAD A LOS OPRIMIDOS» Lc. 4:18

Jesús y la propuesta centrada en el Reino de Dios, tiene una fuerte carga política. La religión en el contexto del siglo I era parte del ámbito de la polis y de la casa/familia. Pues bien, la propuesta de Jesús, centrada en el Reino de Dios, es una religión política ya que pretende configurar la vida del pueblo. Jesús proclama un Reino de Dios tan anhelado, no sólo está cercano, sino que, de algún modo, está ya irrumpiendo en el presente. “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca” (Mc 1,15). “Si yo expulso a los demonios por el Espíritu de Dios es que el Reino de Dios ha llegado a vosotros” (Mt 12,28).

Aunque también el dicho “Venga tu Reino” de la oración del Padre Nuestro, dejan ver que la plenitud del Reino de Dios es venidera, y está orgánica y directamente vinculada con algo que ya está dado en el presente y que es inseparable de su actuación.

Jesús anuncia un proyecto que entusiasma e incluye a los excluidos, pobres, quebrantados y pequeños de su tiempo, pero logra trascender su contexto.

Quizás para esto es necesario recuperar el aporte del pensamiento de Pablo de Tarso, quizás el pensador orgánico del cristianismo, el que facilita la proyección universal del mensaje de salvación. El mensaje del reino para todos y todas, no para un grupo particular, sino que lo universalizo.

Para pensadores como Franz Hinkelammert Pablo en su dimensión universal y liberadora, retomada propiamente del mensaje evangélico de Jesús, da las bases para el pensamiento crítico. Aquel que es critico con la opresión y con la deshumanización.

Pablo denuncia la ley romana, que es opresión y muerte. Y nos dice que el evangelio es locura, es una buena noticia para los pobres, desposeídos, para los los pequeños y para los que son locos en este mundo. Pablo anuncia dos sabidurías: sabiduría del mundo y sabiduría de Dios. Para Hinkelammert, la sabiduría del mundo de hoy está en el cálculo de la utilidad máxima. Se trata de la sabiduría de la economía de mercado total. Es una sabiduría que califica como locura a todo lo que no engrane con ella. La sabiduría de Dios sería entonces una locura. La sabiduría del mundo de hoy, de igual manera, sería una locura frente a la sabiduría de Dios. La locura de la que habla Pablo no tiene sentido de ofensa, la usa como un adjetivo que implica sabiduría, pero una sabiduría fuera de lugar.

El mensaje del evangelio es locura, donde el paradigma teológico e ideológico dominante es el éxito, el poder, el tener y el crecer. Pero Jesús ya a sus discípulos había advertido que la lógica de su proyecto político, de su Reino, era opuesta a la lógica de poder que ellos conocía y vivían -el Romano o el fariseo religioso- en Marcos 10:43 el evangelio recoge “Mas no será así entre vosotros: antes cualquiera que quisiere hacerse grande entre vosotros, será vuestro servidor”

Para profundizar, recomiendo leer alguno de los libros de Franz Hinkerlammert: http://pensamientocritico.info/index.php/libros/libros-de-franz-hinkelammert/espanol

 Reflexiones navideñas

Nicolas Iglesias Schneider, @nicois1983

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