Compré el libro “¿De qué lado está Cristo?” de Nicolas Iglesias Schneider y Daihana Barrales, el día que se presentó.   Asistí por zoom a su presentación. Me sentí cómodo cuando empecé a leerlo, tras haber oído sobre él. Creo que haber participado del Curso Religión, Política y Derechos Humanos, organizado por “Fe en la Resistencia” el año pasado, también contribuyó a ello.

 

De todos modos, me llevé más de una sorpresa. Aprendí mucho, lo que siempre es bueno, sobre un período del que fui contemporáneo. Cosas, nuevas, cosas que no sabía y enfoques originales sobre temas que eran mi paisaje cotidiano en aquellos años. Mi juventud me hizo ecuménico, y entender bien su vínculo con la lucha en los 70 y 80- Cuando tras la muerte de Zelmar, Toba, Barredo, Whitelaw y la desaparición e Liberoff, me exilio en EEUU, milito y trabajo tiempo completo en un organismo ecuménico.

 

La Washington Office on Latin America (WOLA), citada en el libro, era muy ecuménica: desde el Consejo Nacional de Iglesias de EEUU a la Conferencia Católica, de la Liga Anti Difamatoria de la Bnai Brith a  muchas denominaciones protestantes. No solo denunciaba violaciones de derechos humanos de las dictaduras, sino que hacía lobby en el Congreso y además, monitoreaba la política exterior de EEUU.

 

Claro, ahi me topo con la primera sorpresa, no solo la institución a la que pertenecía es mencionada si no yo mismo. De hecho, no porque yo fuera importante, aunque me tratan muy generosamente, sino porque son muy precisos: acá poca gente sabe que una cosa, fue la declaración de mi padre en ele Congreso en EEUU y otra, no explicable sin aquella, pero otra al fin, el corte de ayuda militar.

 

En esta segunda instancia, presupuestal, me tocó actuar a mi, pero, naturalmente si tuve éxito fue por el respaldo de la WOLA. Su Director y primer ayuda que tuve en EEUU era mi amigo de la vida hasta la fecha el Rev. Joseph T. Eldridge (Joe) de la Iglesia Metodista. De él aprendí mucho de la teología de Wesley que es parte de mi ser cotidiano. Con igual emoción leí de mis maestros Emilio Castro y Oscar Bolioli.

 

Pero más grande fue mi sorpresa, cuando vi que además, en ese capítulo (Denuncia Internacional) aparecen fotos mías. Una hablando frente a la Casa Blanca. Fue el día que se firmó el Tratado de Panamá, protestando la presencia de Aparicio Mendez en un almuerzo. El propio General Torrijos, (homenajeado del almuerzo de Estado) se hizo representar en la protesta por “Gabo” García Marquez.

 

Ahora bien, el libro es sobre la Doctrina de la Seguridad Nacional, que en aquellos años imperaba en nuestros países, importada de EEUU. Pero muchos años antes comenzó el sembrado que se cosechó durante las dictaduras militares que comenzaron en Brasil y luego Uruguay en el 73, Chile el mismo año, Argentina en el 76 etc.

 

Por eso mi sorpresa, aprendizaje y emoción fue aún mayor cuando se remonta el relato y el análisis a aquellos tiempos fermentales y trágicos, de los años sesenta. La referencia a los Scout Católicos (de los que fui parte: Scout, Pionero y Rober) y a la figura de Germán Sellera Gastambide me sacudió. Germán fue de las personas que influyó más en mi vocación de compromiso social. en mi adolescencia y primera juventud.

 

No cita el texto al Padre Vasquez SJ, Capellán de los Scout Católicos que nos enseñó a trasladar nuestro compromiso Scout a toda nuestra vida como cristianos. Las referencias del Campo Frontera o Campo Escuela, como le llamábamos, me recordó las largas temporadas que pasaba allí en una experiencia sublime de vida comunitaria. 

 

Quisiera aportar el recuerdo de dos figuras, muy relevantes al debate: el Padre Ortizi, con quien me hice amigo muy rápidamente, llegó a la Parroquia Stella Maris, donde funcionaba el grupo Scout S8, al cual fue asignado.  Ortizi murió en combate como integrante del MLN, sin que nosotros supiéramos de su militancia política, sí social. 

 

Era párroco el Padre  Lelis Rodriguez y Cura Teniente el Padre Carlos Nicolini, que luego fue obispo auxiliar a Salto, cuando se exilió (episodio sí narrado en el trabajo de Nicolás y Daihana) Monseñor Marcelo Mendiharat. Cuando con mi padre, regresamos a Argentina en el 84 y antes de volver a Montevideo, fuimos a Morón, en la Provincia de Buenos Aires, a saludarle. 

 

El otro episodio que me hizo recordar, es el del Jefe de Pioneros del S8, Juan Carlos Larrosa, que murió combatiendo, arma en mano, junto a los muros del fondo del Cementerio del Buceo. Acá también pues, como en Colombia, había un debate dentro de los cristianos comprometidos sobre la conveniencia o no de la lucha armada y si la opción violenta la descartaban éticamente o por razones de oportunidad. Era un debate del tiempo que nos tocó vivir y murieron fieles a lo que creían.

 

Desde que leí el libro me he dedicado a juntar documentos y se los quiero dar. Incluso he encontrado algunos nuevos, como el conjunto de mis cartas al Rabino Rosenthal (referido en el libro), sobre persecución antisemita en Uruguay. que acaban de aparecer en los archivos personales del Gral. Queirolo.

 

La historia no termina de escribirse, por eso nuestra gratitud a los autores. 

 

Dr. Juan Raúl Ferreira
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