Mucho se ha venido debatiendo, acerca de la igualdad y equidad entre hombres y mujeres a lo largo de los años. La perspectiva de género viene permeando las diferentes áreas de la vida y por ende la cultura. Es por eso que son interesantes los aportes con respecto al esclarecimiento y entendimiento del porqué, muchas culturas han incorporado este formato, la postura y el ejercicio de la sociedad patriarcal.
Entendemos que iniciado el siglo XXI, ha habido avances en los derechos de las mujeres, que están siendo garantidos por la legislación ya sea de nuestro país, como la internacional. Pero no por ello podríamos pensar que es una tarea que no tiene pendientes, todo lo contrario.La cultura es un instrumento que sigue legitimando la subordinación de las mujeres a los hombres y por lo tanto su consecuencia es la discriminación. La reconstrucción de la misma, se hace imperiosa, para que los cambios se hagan efectivos.
Siguiendo la investigación de Cecilia Najarí (2009) podemos conocer que: la discriminación hacia las mujeres está sustentada en los patrones patriarcales que se pueden encontrar y observar en diferentes formas, según sea la cultura del lugar, pero por sobre todo aquellos que tienen un contenido religioso. Muchos de los mitos religiosos judeo-cristianos, convierten lo que se denomina “la palabra de Dios” en algo incuestionable y aplicable a la norma social. El texto bíblico contiene dos relatos de la creación de los seres humanos. Son diferentes y fueron escritos en distintos momentos hasta que el relator los unióen la narración final. El relato del capítulo 2 del Génesis es el más antiguo. 1 El otro, del primer capítulo, es posterior. 2

Dicen así: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó, varón y hembra lo creó.”Génesis 1: 26-27)

Jehová Dios formó al hombre con polvo de la tierra, y solpló en su nariz aliento de vida y fue le hombre un ser viviente” (Génesis 2:7) “… Dijo luego Jehová Dios, “No es bueno que el hombre esté solo” “…De la costilla que Jehová Dios tomó
del hombre, hizo a la mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces a Adán: “¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Será llamada “Mujer” porque del hombre fue tomada.”(Génesis 2:22-24).

Debemos recordar que los pasajes bíblicos expresan su mensaje en diferentes géneros literarios. En el Génesis, ambas narraciones de la creación del ser humano utilizan el mito. 3 Por no comprender las diversas formas del lenguaje y la necesidad de analizar
críticamente que quería decir el texto en su momento, las interpretaciones posteriores han provocado gran daño a través de los siglos, en especial a las mujeres.
A partir de las nuevas lecturas y análisis bíblicos, junto a traducciones adecuadas, se ha tratado de desmitificar los pasajes de la creación, que han tenido tanta influencia sobre la vida y participación de las mujeres en el ámbito eclesial. Y no solo en él, sino que esos mandatos religiosos han permeado la vida social en general.

Para la teóloga feminista Mary Cohen el mito bíblico más antiguo de la creación, el del capítulo 2 del Génesis, fue escrito cuando:
“Los israelitas se enfrentaban a un gran desafío a su estructura social tradicional. Necesitaban una forma de organización política que les permitiera movilizarse rápidamente en caso de guerra. Su fuerza debía trascender la lealtad tribal y territorial y no podía depender de lazos familiares inmediatos.” Surge por tanto la necesidad de la figura de un rey que “administraría justicia junto a los sacerdotes.” Condren. 1994. Pág.: 209)
Para afianzarse en el monoteísmo, el culto a la serpiente, bastante común entre pueblos politeístas, debía ser acabado drásticamente.
“El politeísmo representaba una amenaza directa para la organización social y religiosa de Israel. (…) Por consiguiente, el hecho de que Adán y Eva hubieran comido la fruta no constituía solamente un lamentable acto de desobediencia, sino también una posible señal de que preferían la religión de la serpiente 4 o de que podrían volver a esa religión.” (Ibidem. Pág.: 221)
Y añade la escritora:
“Esos cambios teológicos, considerados en conjunto con el paso de la sociedad tribal a una sociedad estructurada en torno a un rey, afectarían profundamente la posición social de las mujeres. A la larga terminarían por obstaculizar todo esfuerzo de las mujeres por adquirir poder religioso autónomo. (…) Dios no era ni hombre ni mujer, pero se convirtió en una deidad masculina que protegía los intereses de los hombres en el incipiente orden patriarcal.” (ibidem. Pág.:224).
En el capítulo 1, segundo relato de la creación humana, aparece el concepto de la imagen de Dios, imago dei.

Te invitamos a leer el articulo completo de la Lic. Ana Laura de León, publicado en la Revista de Trabajo Social, año 2017.

Cultura Patriarcal e Iglesia

1
Alrededor del 1000-900 a.C en época de los reinados de David y su hijo Salomón, siendo compilados en
el siglo V. Ver Ricardo Pietrantonio Itinerario Bíblico Vol I, La Aurora, Buenos Aires, 1985, p 23.
2
Escrito alrededor del siglo V por los teólogos del postexilio. En el año 587 Jerusalén fue destruida por los
babilonios de Nabucodonosor y la clase dirigente fue deportada a Babilonia. Hacia el 537-538 comienza el
retorno a Sión.
3
La fenomenología religiosa advierte que no debemos contraponer mito a historia. “El mito es un relato de un acontecimiento originario, en el que actuán los Dioses, y cuya intención es dar sentido a una realidad significativa.” Croatto (2002. pág.: 207).