Y no angustiarás al extranjero; porque vosotros sabéis cómo es el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. Éxodo 23:9
En estos últimos días hemos recibido la noticia de que un señor de origen Sirio fue puesto en prisión por ingresar al país con documentos falsos, acompañado de su hijo el que fue enviado al INAU, en el contexto crítico de la guerra en Siria. Ellos son los únicos sobrevivientes de la tragedia, donde muere la madre del niño y sus hermanos. La situación por ellos vivida nos hizo pensar sobre la frágil situación de cientos de migrantes en nuestro país, siendo también nosotros un país que surgió de la migración. En muchos textos de la biblia encontramos una profunda preocupación por la situación de los que están migrando, son extranjeros o están como refugiados.
El Éxodo nos habla de no oprimir al extranjero ya que fuimos extranjeros y sabemos como es “el alma del extranjero”. Estos textos nos hace pensar que la situación del extranjero, al igual que en los tiempos bíblicos, en Uruguay hoy es muy crítica y frágil. El texto habla de ser misericordiosos y solidarios con el que esta en esta situación y de “no desconocer el derecho del pobre” el cual puede ser tanto el extranjero como el local.
La situación de este padre y niño sirio donde se aplica la ley sin considerar el contexto humano, nos hizo pensar sobre la importancia de desarrollar propuestas integrales de protección para estas situaciones humanitarias. Al igual que los uruguayos y uruguayas que debieron salir al exilio, sabemos que la pérdida hogares, familias y bienes, fuerzan a los humanos en situaciones extremas obvien la ley para salvar la vida y eso es evangélico.
Nos parece que es necesario fortalecer la tarea que vienen desarrollando silenciosamente organizaciones como el Servicio Ecuménico por la Dignidad Humana del Uruguay, que motivados por este llamado evangélico han colaborado en acompañar el des exilio de los uruguayos primero y hoy junto a la ACNUR a muchas situaciones de refugio y migración.
En la legislación y las políticas sociales uruguayas es necesario dar una avance para la protección de los migrantes y refugiados. Hemos hace poco vivido la experiencia tan emocionante y solidaria como país de recibir a los “niños sirios”. Luego que pasa “la novedad”, quizás la responsabilidad del acogimiento del refugiado queda en el olvido. Queda como uno más, un número que no significa nada o en algunos pensamientos más egoístas, como aquellos que nos quitan el trabajo.
Como sociedad somos ambivalentes. Estamos entre dos aguas, por un lado estamos entre el mesianismo y paternalismo y por otro lado el rechazo y olvido. Se nota también, impedimentos de orden idiomático, de costumbres, religiosos, alimentarios y de cultura, lo cual es un desafío para la convivencia para todos y todas.
En estos días el gobierno ha realizado acciones para solucionar esta situación del “niño y el padre sirio”, pero más allá del caso puntual creemos que es importante algunos cambios profundos.
Como sociedad civil, como comunidades de fe ofrecemos nuestra ayuda y pedimos que el gobierno uruguayo y las organizaciones especializadas puedan avanzar hacia políticas públicas que atiendan la situación de los migrantes y refugiados en el país.
Algunos derechos como son: atención psicológica, vivienda digna, trabajo bien remunerado, educación, acceso a una traducción y proyectos de inclusión, deberían formar parte de la primera acogida. Al finalizar un llamado de esperanza, al cambio de nuestras mentes, corazones y políticas sociales que reconozcan al “otro” que es “diferente” en este caso por ser extranjero como persona. Que la ley no este sobre la vida, ya que sino puede ser una letra fría que atente contra su objetivo de proteger la vida y la convivencia. Estos temas humanitarios no pueden ser botín o bandera político partidaria, sino preocupación de toda la “polis” de toda la comunidad. Nos desafiamos a nosotros y nuestras comunidades de fe a ser espacios de acogimiento e inclusión. Dar acompañamiento a todos los inmigrantes sin importar su origen étnico o religioso, ya que nosotros somos país de inmigrantes y sabemos como es el “alma del extranjero” y las heridas que quedan son profundas y precisan, fe, esperanza y amor para sanar.
Producción colectiva en el curso de Teología Latinoamericana, de Araceli Ezatti, Maria Ines Sanchez, Antonio Varela, Martina Steffen y Nicolas Iglesias Schneider.
Deja tu comentario