Las teologías queer como visibilización de las conexión entre fe, género y sexualidad.
Por Hugo Córdova Quero
Las teologías querer analizan no solo los dogmas aceptados por las religiones institucionales sino también indagan el trasfondo de esos dogmas a fin de evidenciar sus presupuestos sobre el género y la sexualidad. Por otro lado, las teologías queer buscan examinar y promover las múltiples maneras en que esos dogmas toman formas y prácticas no convencionales en la vida cotidiana de individuos discriminados por causa de su orientación sexual tanto hacia el interior de las instituciones religiosas como en la sociedad. Si bien esto es especialmente evidente en la vida de personas gays y lesbianas, lo es con mayor fuerza en la vida de personas bisexuales, transgénero e intersexuales así como también aquellas personas heterosexuales que se oponen a la hegemonía del heteropatriarcado.
Las teologías queer están íntimamente conectadas con la teoría queer, especialmente tomando los trabajos de Judith Butler y Michel Foucault, entre otrxs autorxs. Es desde allí de donde provienen sus primeros argumentos. Lo primero que debemos reconocer es que lo «queer» está íntimamente relacionado a lo sexual debido a que el término fue usado en un principio de manera peyorativa hacia aquellas y aquellos que se «desviaban» de la sexualidad normativa de la época en el contexto anglosajón. Así, la teoría queer no solo desafía la ideología hetero-patriarcal en todas sus expresiones a través de la subversión de su orden y normatividad sino que a su vez interrumpe la dicotomía hetero/homo que tanto marcó a los movimientos lésbico-gays en las décadas de las décadas de 1970 y 1980. En otras palabras, implica un quiebre con la lógica hetero-patriarcal que por momentos pareció cooptar y dominar la lucha y militancia de los movimientos lésbico-gays en esa época. Esa cooptación se observó en la manera en que el colectivo lésbico-gay trato a personas bisexuales, transgénero, intersexuales, doble-espíritu, etc. No es ningún secreto que para muchas personas gays y lesbianas en aquella época fue muy difícil de reconocer la bisexualidad como una expresión de la sexualidad. En su lugar se entendía a la bisexualidad como una «confusión». Sin embargo, aún hoy en día, las siglas LGBTQ usualmente ignoran la «I» de «intersexualidad». Decir hoy en día que alguien hace teoría o teología queer implica explícitamente reconocer que no hay ni «confusiones» ni «olvidos» en la sexualidad sino que hay múltiples maneras en las cuales la sexualidad se expresa más allá de lo hetero-patriarcal o de la dicotomía hetero/homo.
El proyecto de las teologías queer, es en realidad, una tarea hermenéutica que requiere múltiples deconstrucciones en donde la sexualidad es siempre un elemento clave para entender transacciones que son tanto teológicas como políticas, económicas, sociales e ideológicas. Para Marcella Althaus-Reid —precursora de las teologías queer latinoamericanas— las historias de la vida cotidiana de mujeres y varones en America Latina son preponderantes. Muchas veces esas historias no son dichas y permanecen sesgadas por los juicios morales, especialmente cuando estas historias entrecruzan sexualidad y religión. De alguna manera, la sociedad segrega esas historias a armarios culturales donde solo algunas historias hetero-sexuales tienen el privilegio de salir de él. Es una realidad que en la mayoría de los casos tanto lo geográfico como los eventos políticos, las normativas sociales o las diferencias culturales juegan un papel importantísimo en la limitación de las narrativas de salida del armario. Interrumpir este círculo del poder hetero-patriarcal implica traer de nuevo a las personas al centro de la discusión.
Al hacer esto, las teologías queer se transforman en vehículos y portavoces de una manera propia de hacer teología, escuchando la experiencia de las personas como acto teológico, al decir de la teología de la liberación latinoamericana. Su énfasis en (re)conectar la dignidad de aquellas y aquellos bajo opresión, especialmente cuando ésta es ejercida en contra del género y las distintas orientaciones sexuales es una característica primordial de las teologías queer. Es dentro de este marco que su metodología e interpretación, a través de una hermenéutica queer, desafía a teólogas y teólogos queer a encarnar espacios alternativos que interrumpan los binarismos hetero- patriarcales. Así, la teologías queer subvierten los dictados de la sociedad y su concomitante alianza con instituciones religiosas legitimadoras. En este sentido, nuestro trabajo hermenéutico-teológico es dialogar más con la sociedad circundante, prestando atención a los cambios y a las nuevas coyunturas político-sociales y culturales en las cuales está inmersa la vida cotidiana de las y los creyentes queer en las iglesias cristianas. Sólo así habrá finalmente liberación.
Hugo Córdova Quero, es doctor en Estudios Interdisciplinarios en Estudios Religiosos, Étnicos y Migratorios (2009) por el Graduate Theological Union en Berkeley, California, EE.UU., Magíster en Teología Sistemática y Teorías Críticas (Feminista, Queer y Poscolonial) (2003) por el Graduate Theological Union y en Teología (1998) por la Universidad ISEDET en Buenos Aires. Actualmente es profesor adjunto y director del departamento de educacion online de la Facultad Starr King (SKSM) del Graduate Theological Union. Es miembro de los grupos de investigación MMDAL, EQARS, GEMRIP y de la Queer Migrations Research Network.
Tengo dificulta en comprender una teología, como se define aquí la Teología Queer, como centrada en un aspecto limitado del ser humano. Indudablemente la sexualidad es importante y en muchos casos esencial, pero no es el único factor que condiciona la identidad humana. Somos mucho más que sexualidad. Igualmente no puedo descubrir en los diversos trabajos sobre teología queer cuál es su propuesta eclesiológica y cuales son la propuesta cristológica. No me convence el hecho de hablar de Dios como padre y madre porque se sacraliza justamente la mirada bifocal de aquello que se quiere superar. Dios es todas las identidades y todas las genitalidades. Cualquier palabra limitaría esa realidad radicalmente