Una tarjeta postal antisemita bretona contra la República: La República está representada por una mujer horrorosa de nariz ganchuda (una judía), y unos políticos profanan el cadáver de Cristo ante unos paisanos bretones indignados.

Una tarjeta postal antisemita bretona contra la República: La República está representada por una mujer horrorosa de nariz ganchuda (una judía), y unos políticos profanan el cadáver de Cristo ante unos paisanos bretones indignados.

Por Dante Matta

El uso del término antisemitismo es objeto de muchas críticas ya que etimológicamente se refiere a los pueblos semíticos entre los cuales están los arabes. Yo lo mantengo porque pertenece a una tradición histórica europea de un odio en tres dimensiones hacia las comunidades judías: étnicamente, culturalmente y religiosamente.

El término fue utilizado por los propios antisemitas, tal como la “liga antisemita” (1889) en Francia por ejemplo. Reemplazar antisemitismo por antijudaísmo reduce considerablemente el problema del antisemitismo y su complejidad.

Étnicamente, los judíos eran percibidos como irreductiblemente incompatibles con los valores de las razas europeas dado su carácter (atribuido) semítico: la conversión al cristianismo era insuficiente y el hecho de adherir o no a las creencias del judaísmo era irrelevante tal como lo vemos en el caso de la inquisición española o la relación hecha por los nazis entre el marxismo y el psicoanálisis con el judaísmo, sin importar que Freud y Marx eran ateos, los judíos forzados a convertirse al cristianismo en España terminaron (tal como los musulmanes) masacrados y exiliados.

Culturalmente eran percibidos como extranjeros, subversivos para los ricos y dominadores para las masas: de ahí nace la paradoja que atribuye a los judíos a la vez la revolución bolchevique y de estar detrás del comunismo (el “judío-bolchevique”) y, al mismo momento de controlar los bancos, la industria y el poder político (el “judío-capitalista”). Es un caso clásico de producción de un complotismo en espejo, el doble producto de la paranoia de los dominantes y la paranoia de los dominados[1]. Una tesis muy popular en la Europa del siglo XIX y del siglo XX era que los judíos estaban buscando “judaizar” Europa y los pueblos cristianos[2]. Esta teoría que nos parece hoy absurda es no obstante retomada por los grandes medios de comunicación occidentales y ciertas élites políticas sobre los musulmanes, los cuales tendrían el proyecto oculto de “islamizar” Europa, y produce el mito de las zonas prohibidas “no-go” en Europa, en las cuáles se aplicaría la Shari´a y la policía no entraría.

Por su parte, los conspiracionistas “dominados” creen que las élites europeas “masónicas, mundialistas, judías o illuminati” (según la tendencia ideológica del paranoico) se vendieron a los poderes árabes y tienen como proyecto de islamizar Europa y así acabar con el cristianismo o la laicidad. Esta teoría se llama “Eurabia” y es muy popular entre la derecha cristiana radical de EEUU y ciertos sectores pro-israel así como entre la extrema derecha atlantista europea. Se encuentra también en forma más light detrás del discurso laicista islamófobo dominante en un país como Francia: el partido comunista, que impulsó la primera ley antimusulmana (la ley sobre la prohibición de los signos religiosos a la escuela pública, que prohíbe el velo), siempre justifica ésta decisión como una voluntad de luchar contra los “integristas” que utilizan las niñas con pañuelos para “infiltrar la república y someterla”. Ese es el discurso mainstream, de derecha como de izquierda, en Francia desde los años 1990.

No importa que no haya ninguna base real y empírica para éstas teorías, el mito genera la demanda así como la oferta: éste fenómeno es ilustrado por el éxito del famoso libro “Los Protocolos de los Sabios de Sión” (1902) que sigue siendo difundido y funcionando como prueba de la conspiración judía mundial sin importar realmente el hecho de que ha sido comprobado hace más de 100 años que era un falso escrito a partir del “Diálogo en los infiernos entre Maquiavelo y Montesquieu” (1864) del autor francés Maurice Joly[3] por un agente de la Rusia zarista que quiso desacreditar el movimiento revolucionario bolchevique de entonces, atribuyéndole un plan secreto de los judíos para dominar el mundo.
La tercera dimensión del antisemitismo, la cual es quizás la raíz más importante, pero que hoy es generalmente inconsciente, es la dimensión religiosa: los judíos fueron percibidos hasta una época reciente por la teología cristiana dominante, tanto protestante[4] como católica, como el pueblo culpable de deicidio[5] y rebeldía por haber rechazado y matado a Dios mismo. La teología oficial de la iglesia católica hizo un giro de 180° respecto a esto cuando se declaró Nostra aetate en 1965 en el cuál es proclamado que el pueblo judío sigue siendo un pueblo amado de Dios.

En el Islam esta dimensión teológica es inexistente, porque sí se reconoce a Jesús, que la paz sea con él, como Profeta mayor y Palabra de Dios, se niega que fue martirizado y sobre todo se niega su carácter divino. Ciertamente como cualquier religión, mantiene que posee la Verdad, entonces los judíos como los cristianos son percibidos como en falta en el sentido que no reconocieron todos los Profetas de Dios pero reciben en el Corán el calificativo honorífico de Pueblos (o Gente) de la Escritura (Ahl ul Kitab) por el hecho que siguen un Libro revelado.

¿Qué tiene que ver todo esto con el crimen antisemita que ocurrió en Paysandú, cometido por un converso al Islam? En los breves elementos que tenemos del discurso del desequilibrado, encontramos que la génesis del crimen fue su sentimiento[6] de persecución por parte de “los judíos” tras haber criticado públicamente la política de Israel frente a un embajador israelí en 2006. Desde entonces culpó a la comunidad judía de todos sus fracasos personales y profesionales, pero para que tal mecanismo de culpabilización sea posible, es necesario entonces acreditar un poder tremendo, casi absoluto, a la comunidad judía sobre el accionar de éste mundo.

Ésta concepción del pueblo judío como “Amos del Mundo” los percibe como los servidores del Príncipe del Mundo, Satanás, o del Anticristo, quien en intercambio les otorga el dominio material, y es éste mecanismo el cual fue el encendedor de la persecución europea de los judíos, de los pogromos a Hitler. Tras los siglos fueron sistemáticamente designados como responsables de las derrotas de las naciones, de las guerras y hasta de las epidemias de peste durante la Edad Media…

Salvar la nación de sus humillaciones debía pasar por la purificación del territorio nacional o del colectivo del elemento judío, ontológicamente responsable de la ira de Dios (o luego, en un lenguaje secular, del tratado de Versalles, de la decadencia de la civilización europea o de la miseria del proletariado) contra el grupo que permitió su presencia: por esta razón no fueron admitidos dentro de las ciudades, y la primera sinagoga de París, fue construida en el siglo 19.

La expresión última y la síntesis de ésta concepción maléfica de los judíos se encuentra en “los Protocolos de los Sabios de Sión”. Ésta concepción del complot judío está reciclada y popularizada hoy en día, sólo cambian los nombres: el pueblo judío es reemplazado por los Illuminatis, los “Sionistas”, los Masones o el Opus Dei designados responsables del 11 de septiembre, de ISIS, de la crisis económica y hasta de las enfermedades.

¿Cómo no ver la relación entre un antisemitismo milenario que se encuentra en una de las raíces históricas y teológicas más importantes de nuestro país y el crimen de Paysandú? La idea que los judíos o los “sionistas” controlan los medios de comunicación, los bancos y los gobiernos mundiales es bastante aceptada en nuestro país, y según el Anti Defamation League, un uruguayo sobre cinco tiene una postura abiertamente antisemita. Es la banalización de ésta postura que no alertó a los que conocían al criminal sobre las consecuencias que puede tener un discurso violento y racista, como relatan los que los que lo conocían en: “A Peralta (el asesino) era común verlo en un cyber café «donde siempre elegía juegos relacionados a asesinar personas y siempre elegía a judíos como sus víctimas. Era un loco bárbaro que gritaba en medio de la sala, lo que llamaba la atención de quienes concurrían al local», relataron las fuentes.”[7]

Es por eso que cuando leo que el juez acerca del asesinato de David Fremd escribe en su fallo que “se trata de una persona que profesa una religión históricamente beligerante con la judía”, no se si tengo que tener vergüenza ajena por la falta de conocimiento histórico de éste juez, salvo si consideramos que cuando hablamos de “histórico” nos referimos a 1948 o 1967 y que el conflicto israelí-palestino tiene más que ver con una guerra de religión que con una guerra para el control de un territorio, o sí tengo que prepararme a una ola de islamofobia[8], ya que el representante de Estado y de la Justicia hace una relación directa entre mi fe y un acto criminal.

Puede parecer un poco corto de no querer hacer una relación entre un crimen en el cual se gritó “Allahu Akbar” (Dios es más Grande) y la religión islámica, sin olvidar el hecho que el criminal dijo haber sido “ordenado” por Allah de actuar así y que “no es responsable”.

Primero hay que preguntarse cómo se puede calificar éste crimen de “crimen religioso” cuando lo que dijo este hombre, que Dios le reveló que tenía que matar un judío, es un acto de apostasía por consenso de todos los teólogos islámicos, pasados o presentes, ya que el criminal al decir eso está reivindicado por sí mismo el rango de un Profeta, cuando el Corán indica que el Profeta Muhammad ﷺ es el último profeta.

Yo no niego que la apropiación del Islam y el entendimiento incorrecto de sus conceptos fundamentales (como la yihad[9]) han podido transformar un sentimiento ya existente (la paranoia antisemita y un complejo de persecución) en un acto criminal. En las fotos que encontramos en la cuenta facebook del criminal, podemos ver un hombre de ISIS rezando, con un pasamontaña y una kalachnikov. Eso denota su fascinación por la ideología terrorista y explica el aislamiento que tenía el criminal respecto a nuestra comunidad. Pero más bien, puede indicar el factor de conversión: el asesino se convirtió hace 10 años (o menos según otras fuentes), o sea el mismo año de su incidente con el embajador de Israel. Es un caso clásico entre los convertidos europeos que van a juntarse con ISIS para transformar un radicalismo político y un sentimiento de frustración personal en conversión religiosa, como sí las dos cosas tuvieran algo que ver: sus fracasos personales fueran a relacionarse con lo que pasa en Palestina, en Irak y con la crisis económica mundial. Los fracasos de la vida cotidiana se vuelven parte de un mismo escenario mundial de dominación y de persecución de un combate entre el Bien y el Mal.

El “Islam” militante y terrorista de un grupo como Al-Qaeda o ISIS permite éste tipo de adaptación de una identidad “total” en la cual tus opiniones políticas, tu posicionamiento al respecto de conflictos geopolíticos, tu ética cotidiana y tus conceptos teológicos se juntan todos en un mismo “pack” fácil a adoptar y a aplicar porque es radicalmente “otro”: no se necesita pasar por el largo proceso de negociación y adaptación con su entorno que implica la conversión religiosa. Es el mismo fenómeno que motiva jóvenes a hacerse skinhead, rechazan la sociedad a través de la adopción de algo unánimemente rechazado por ésta última.

Lo que vuelve atractivo al Islam para un antisemita es sin dudas el conflicto palestino-israelí y la popularidad de las tesis antisemitas en medio oriente después de 1948 (la Catástrofe [Nakba] Palestina que corresponde a la fundación del estado israelí) y sobre todo después de la humillación de 1967 (por el mismo proceso descrito anteriormente, se transforma un enemigo en potencia mundial casi sobrenatural, los “Sionistas”, para minimizar la humillación producida por la derrota).

La prueba de que la mayor parte del antisemitismo actual que encontramos en medio-oriente es contingente al conflicto israelí-palestino y extranjero a la civilización islámica[10] es que la base fundamental de su popularidad es el falso libro ruso: los Protocolos de los Sabios de Sion! Traducido en árabe y muy difundido en todo el mundo islámico, sus tesis son recuperadas por todos los grupos indistintamente, de los laicos hasta los fundamentalistas. Sí realmente somos una religión “históricamente beligerante contra los judíos”, ¿porque tenemos que ir a reciclar un falso libro antisemita ruso para fundamentar nuestro antisemitismo? ¿No podemos encontrar un texto escrito por uno de nuestros sabios en los últimos 1400 años de teología islámica?

Es necesario preguntarse: ¿cuál es la razón que hace que el 99 por ciento de los convertidos musulmanes uruguayos rechacen éste pensamiento totalitario y militante, y busquen en el Islam una relación profunda con Dios ?

La diferencia radica en algo preexistente, es por eso que niego el carácter religioso de éste crimen: no hay ninguna diferencia entre éste crimen y los que hacen los grupos supremacistas blancos (que son también fundamentalistas cristianos, como el KKK) cuando disparan a un rabino en el nombre de la raza blanca y de Jesús, no llamamos a eso un “crimen religioso” pero un crimen racista, o de odio (hate crime).

Para sintetizar, la trayectoria del crimen empezó por un delirio de persecución antisemita asociado a graves problemas psicológicos, encontró una manera de expresar y de luchar simbólicamente contra éste enemigo “omnipresente y omnipotente” siguiendo la religión que es percibida como la más detestada por los judíos y los sionistas[11], como no encuentro en el Islam mainstream lo que correspondía[12] a su fantasía inversa[13] del Islam, se separó de la comunidad, adoptó el Islam ultra-marginal de ISIS y Al Qaeda, que lo radicalizó por su ultraviolencia teórica y práctica y eso permitió el desencadenamiento de la violencia extrema que vimos la semana pasada.

Dante Matta

[1] Ver el libro de Pierre André Taguieff “L’imaginaire du complot mondiale – Aspects d’un mythe moderne (El Imaginario del Complot Mundial – Aspectos de un mito moderno)

[2] Ver el libro de Roger Gougenot des Mousseaux (1805-1876) “Le Juif, le judaïsme et la judaïsation des peuples chrétiens” (El Judío, el judaísmo y la judaización de los pueblos cristianos) que fue y es una referencia del antisemitismo europeo.

[3] Una comparación de estos dos textos demuestra sin dudas posible que este texto fue inventado. Sin embargo, las tesis del falso libro siguen extremadamente difundidos en el mundo.

[4] Ver el libro de Lutero : “Sobre los Judíos y sus mentiras”.

[5] “El mito del deicidio fue invocado por vez primera por Melitón, obispo de Sardes, hacia el año 150: «Dios ha sido asesinado, el Rey de Israel fue muerto por una mano israelita.»”

[6] “Las motivaciones del asesino de David Fremd”

[7] http://www.elpais.com.uy/informacion/qaeda-fremd-asesino-paysandu.html

[8] El Imam del centro islámico de egipto en Montevideo habló de dos agresiones a musulmanas en los días posteriores al crimen antisemita.

[9] A propósito del Djihad y de los atentados suicidas

[10] Sin querer avanzar tampoco el mito de una tolerancia y coexistencia perfecta entre las diferentes comunidades religiosas en la totalidad de la historia de la civilización islámica, es aceptado (ver Bernard Lewis o Bertrand Russell) como una realidad histórica el hecho que las sociedades islámicas supieron incorporar una diversidad religiosa a lo largo de los siglos, algo que no ha podido hacer Europa antes de su secularización.

[11] Yo hablo de sionistas y de “sionistas”, los sionistas son los que apoyan al estado de Israel y encuentran su legitimidad en la tierra histórica de los Palestinos. Cuando hablo de “sionista” describo en realidad el uso hipócrita (o ignorante) del término por parte de los que se imaginan que controlan al mundo, basándose por la ideología antisemita europea del siglo 19/20, sólo cambiando un término por otro.

[12] Para ilustrar ésta paradoja en cual se encuentran, he publicado una narración en la cual el Profeta Muhammad ﷺ se levantó para honrar un judío que había fallecido y tuvo una respuesta significativa de un “skinhead islámico y nacionalsocialista” que negaba directamente la palabra del Profeta ﷺ porque no correspondía a su “fantasía inversa” del Islam.

[13] Esta fantasía inversa del Islam (que consiste a apreciar la imagen del Islam producida por la islamofobia), que percibe el Islam como una religión guerrera, viril y dominatriz, tuvo mucho éxito por personas como Nietzsche, Napoleón y Hitler. Hoy en día, ciertos corrientes antifeministas, representado por Alain Soral en Francia por ejemplo, tienen el mismo tipo de consideración positiva hacia el Islam, percibido como una religión en la cual “hemos podido mantener nuestras mujeres sujetadas”.