Por Yenny Delgado

Los Estados Unidos tienen una larga historia de violencia policial y brutalidad hacia personas de color. Debemos recordar que el actual sistema policial está vinculado a las patrullas organizadas por europeos que migraron a Estados Unidos y que ejercieron control sobre los africanos y nativo americanos forzados a trabajar en condiciones inhumanas y en esclavitud durante siglos.

En el período colonial, un hombre blanco pobre a menudo no tenía la riqueza para esclavizar a otros, pero se unía al servicio en las Patrullas que controlaban y restringían el movimiento de los que eran considerados inferiores. A pesar de la abolición de la esclavitud hace más de 160 años, el legado y los impactos todavía están con nosotros hoy en día. Esta violencia policial se ha convertido en otras formas de terror contra las personas de color.

El 29 de marzo, Adam Toledo, un estudiante de séptimo grado de 13 años de la escuela Primaria Gary, que vivía en La Villita de Chicago, se convirtió en una de las personas más jóvenes asesinadas de la ciudad. Un oficial de policía de Chicago mató a Adam sustentando que el adolescente tenia un arma. Adam no solo era “latino” – etiqueta que colocan a toda persona con nombre y apellido en idioma español-, sino que Adamademás, era un joven nativo americano descendiente,posición que seinvisibiliza y denigra, en una sociedad que solo valora a loseuropeos descendientes, como legado colonial.

Según las imágenes registradas en el video de la cámara corporal del oficial, se observa al policía cuando le gritarepetidamente al joven Toledo: “¡Policía! ¡Detente! ¡Para ahora mismo! ¡Manos! ¡Manos! ¡Muéstrame tus manos!». Adam Toledo: se da la vuelta y levanta las manos.

Es allí cuando el oficial Eric Stillman, de 34 años, dispara su arma y asesina a Adam, 20 segundos después de salir de su patrulla. El mismo video también muestra cuando la oficial estira las piernas de Adam, levantándole la camisa para comenzar a buscar un arma. Pero¿por qué buscar un arma, si el oficial afirma que realizó el disparo al ver un arma en las manos de Adam?

El asesinato de Adam refleja la realidad de los nativos americanos y visibiliza la verdad de que en la «comunidad latina», la piel más morena y los descendientes nativos están excluidos y tienen más probabilidades de sufrir tiroteos y violencia relacionados con la policía. El año pasado, Andrés Guardado, de 18 años, murió luego de recibir cinco disparos en la espalda por parte de la policía en California; Carlos López, de 27 años, murió bajo custodia policial en Tucson.

Las manifestaciones en los Estados Unidos denuncian la brutalidad policial y exigen que los presupuestos de la policía se destinen a programas comunitarios. “No necesitamos oficiales enojados. Necesitamos trabajadores sociales y psicólogos que nos ayuden a superar el trauma social”, es la petición de las comunidades cansadas de la violencia sancionada por el Estado. Los agentes de policía reciben entrenamiento y equipo militar para responder a una situación de guerra y no asegurar ni proteger a las comunidades en las que vivimos.

Estados Unidos tiene un problema de racismo normalizado y un profundo complejo de superioridad blanca. Muchos líderes eclesiásticos y políticos blancos afirman: «Esto no es lo que somos»; en respuesta a cada tiroteo policial o un acto de supremacía blanca. Desafortunadamente, la brutalidad policial es un fiel reflejo de quiénes somos como país.

Estos atroces asesinatos son el resultado de una larga historia de vigilancia, control y destrucción de las vidas de nativos americanos y descendientes africanos. Hasta que responsabilicemos a todos los individuos que con traje policial se encubren para cometer asesinatos de odio y racismo, nunca podremos cambiar el rol de la policía que desde sus inicios tiene en su centro mantener la ideología de la supremacía blanca y terror en la comunidad.

Yenny Delgado

Psicóloga social y teóloga contextual. Escribe sobre las intersecciones entre etnicidad, política y fe. Twitter @Publicayenny