Por Julio Córdova, Bolivia

Este domingo 4 de febrero, el “salmista” Fabricio Alvarado (discípulo del “Apóstol” Rony Chaves), ganó la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Costa Rica, con un discurso radical en defensa de la “familia tradicional”, y contra el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (con sede en ese país), sobre la necesidad de reconocer los “matrimonios de personas del mismo sexo”. Éste es sólo un ejemplo ilustrativo de la creciente influencia evangélica y neopentecostal en el ámbito político de América Latina. En este artículo se proponen cinco tesis que intentan explicar no sólo las razones de esta influencia; sino, sobre todo, los factores que inciden en su marcado conservadurismo.

 

Tesis 1. La influencia neopentecostal es el principal factor para la actual inclinación conservadora de los evangélicos en América Latina.

El giro conservador en América Latina está siendo alimentado por una creciente incidencia política de los evangélicos que ya bordean el 20% de la población[i]. En esta tercera etapa evangélica, es la influencia neopentecostal la que condiciona las posturas políticamente conservadoras:

  • En el “periodo protestante” (mediados del s. XIX hasta la crisis de 1930), los misioneros anglosajones imprimen un cariz progresista a la presencia política de los evangélicos. Reclaman un Estado Laico, la libertad de culto y de conciencia.
  • En el “periodo denominacional” (desde la crisis de 1930 hasta mediados de los 70’s), los liderazgos denominacionales de clase media imprimen en la mayoría de las iglesias evangélicas un individualismo apolítico conservador. Influidos por una teología fundamentalista y legalista, se centran en el cambio del individuo y la “indiferencia en asuntos políticos”, lo que resulta funcional a los gobiernos autoritarios, sobre todo de carácter militar.
  • En el actual “periodo neopentecostal”[ii] (desde mediados de los 70’s hasta el presente), la creciente influencia neopentecostal y su discurso de defensa de la “familia tradicional” (nuclear, heterosexual y patriarcal) ha roto con el anterior apoliticismo evangélico. Ha impulsado una presencia política refractaria a los cambios sociales y culturales, en abierto rechazo a los derechos de las diversidades sexuales, y a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres (incluido el aborto).

Tesis 2. El carácter conservador del neopentecostalismo está condicionado principalmente por su momento constitutivo asociado a la estabilización y defensa de la familia nuclear patriarcal.

Frente a la crisis del capitalismo industrial desde los años 60’s (traducida en la crisis del Estado de Bienestar en el norte global, y en la crisis del populismo de Estado en América Latina), surgen tres tipos de respuestas culturales y políticas:

  • La respuesta utópica de carácter socialista, que busca afrontar la crisis superando el capitalismo y el sistema patriarcal (nueva izquierda, feminismos radicales de la 2da y 3ra ola, Teología de la Liberación en América Latina).
  • La respuesta liberal/neoliberal que apunta a afianzar la naciente sociedad posindustrial basada en la financiarización de la economía y la profundización de un individualismo rampante (filosofías posmodernas, feminismos liberales, propuestas económicas neoclásicas traducidas posteriormente en políticas neoliberales del “Consenso de Washington”).
  • La respuesta conservadora que procura reafirmar tres instituciones centrales del agonizante capitalismo industrial: la familia nuclear patriarcal (con el padre proveedor y la madre cuidadora), un Estado fuerte y una economía industrial de mercado basada en políticas protectoras (conservadurismo autoritario en el norte global, dictaduras militares en América Latina, islamismo político, integrismo católico, movimientos religiosos efervescentes: sobre todo el neopentostalismo en el mundo evangélico).

El movimiento neopentecostal nace como una respuesta religiosa frente a la desestabilización de la familia patriarcal fruto del declive del capitalismo industrial. Provee los recursos simbólicos, relacionales, afectivos y organizacionales para volver a estabilizar a las familias patriarcales de estratos sociales medios, en un entorno religioso jerárquico. La defensa de la familia nuclear, heterosexual y patriarcal que explica el surgimiento del neopentecostalismo es la principal razón para su marcado carácter conservador en la actualidad[iii].

Tesis 3. La radicalización conservadora en el neopentecostalismo se debe, principalmente, a cuatro factores: 1) su evolución interna, 2) avances en la agenda de equidad de género, 3) la influencia de la derecha cristiana de EEUU y 4) el ingreso del discurso sobre “ideología de género” en la agenda política en América Latina.

1) Evolución interna del neopentecostalismo

El movimiento neopentecostal estructura su discurso político a lo largo de las tres etapas de su evolución interna:

  • En su primera etapa carismática (principios de los 60’s hasta mediados de los 70’s), cundo aún es un movimiento al interior de algunas denominaciones evangélicas, desarrolla el discurso de la “sujeción”: de los hijos a los padres, de la esposa al esposo, y de los fieles al líder/pastor[iv].
  • En su segunda etapa neopentecostal independiente (mediados de los 70’s hasta fines de los 80’s), cuando se conforman las mega iglesias, desarrolla una “teología de la familia” con nociones como “el padre sacerdote del hogar”, “la madre sensible y cuidadora” y “los hijos sujetos”, y una “teología de la heterosexualidad normativa” basada en el “modelo original de Dios en la creación”[v].
  • La tercera etapa del nepentecostalismo político (desde fines de los 80’s hasta la actualidad), tiene, a su vez, tres periodos:

o   La presencia evangélica en espacios políticos, sin una agenda propia (sobre todo en los 80’s y en los 90’s)[vi].

o   El rechazo a las políticas de equidad de género y derechos de las minorías sexuales (desde los 90’s hasta fines de la década del 2010)[vii].

o   El discurso contra la “ideología de género” y la articulación a entidades políticas conservadoras. Ya no es importante la conformación de “partidos políticos evangélicos”; sino incidir en la agenda pública y en políticas estatales (desde findes de la década del 2010 a la actualidad)[viii].

2) Avances en las políticas de equidad de género

Las posturas políticas del movimiento neopentecostal son, ante todo, una reacción de defensa de la familia patriarcal frente a los avances de políticas de equidad de género, y la creciente influencia de movimientos feministas y GLBT.

Estos avances pueden dividirse en dos etapas que condicionan la respuesta neopentecostal:

  • Los avances en políticas que favorecen una mayor presencia de mujeres en la educación, el mercado laboral y el espacio político (desde los 60’s hasta los 90’s), generan en el neopentecostalismo una “resistencia cultural”. En este periodo el neopentecostalismo desalienta a las mujeres a incorporarse en el mercado laboral, y ensalza su rol reproductor como madres y amas de casa.
  • A partir de las conferencias de la ONU de Población en el Cairo (1994) y Sobre la Mujer en Beijing (1995), se impulsan políticas que promueven los derechos sexuales y derechos reproductivos (incluido el derecho a abortos seguros), y derechos de minorías sexuales. Estos avances en políticas públicas son vistos como una “amenaza” a la “familia natural” por el neopentecostalismo y los evangélicos conservadores, lo que les impulsa a “ingresar”, en alianza con las jerarquías católicas, a la arena política para revertir estas tendencias[ix].

3) El discurso político de la derecha cristiana de EEUU

No es suficiente tener la firme determinación para detener los avances en políticas públicas de equidad de género y derechos de las diversidades sexuales. El neopentecostalismo latinoamericano necesitó de: a) un discurso, b) una estrategia de alianzas políticas y c) entrenamiento de cuadros, para afrontar esta tarea. Esto lo obtuvo principalmente de la derecha cristiana de EEUU, que en los 70’s ya tuvo que lidiar con políticas de despenalización del aborto y reconocimiento de los derechos de las minorías sexuales[x].

Grandes organizaciones norteamericanas evangélicas como Enfoque a la Familia y el Consejo de Investigación Sobre la Familia (FRC) desarrollaron y proveyeron a líderes evangélicos en general y neopentecostales en particular, las herramientas para una presencia más efectiva en el ámbito político.

4) El discurso contra la “ideología de género”

Si bien el discurso contra la “ideología de género” fue desarrollado en ambientes religiosos fundamentalistas hace años, su ingreso en la agenda política en América Latina es reciente. Actores políticos conservadores comienzan a usar este discurso para oponerse tanto a gobiernos de “izquierda progresista” (en Brasil, Chile, Uruguay, Argentina, Bolivia, Ecuador), como a políticas liberales en educación y equidad de género (en Colombia, Costa Rica, Perú, etc.).

El uso del discurso contra la “ideología de género” permite una creciente alianza entre conservadurismo religioso y expresiones políticas de derecha, y una mayor posibilidad para frenar políticas de equidad de género y derechos de minorías sexuales[xi].

Tesis 4. Para el movimiento neopentecostal, la defensa de la “familia tradicional” (patriarcal) es, al mismo tiempo, la defensa de su “cosmos sagrado” y de la posibilidad de reproducirse como expresión religiosa.

El rechazo a las políticas de equidad de género y a los derechos de las minorías sexuales demuestra una importante lucidez en el movimiento neopentecostal. Si estas políticas prosperan y si estos derechos se convierten en parte de la vida cotidiana de nuestras sociedades, la posibilidad de reproducción de la familia patriarcal será menor. El debilitamiento de la familia patriarcal implica, al mismo tiempo, una menor posibilidad de reproducción de las mega iglesias jerárquicas que se alimentan de este tipo de familia y la fortalecen.

En el fondo, el movimiento neopentecostal y las numerosas expresiones evangélicas influenciadas por el mismo, están luchando por su sobrevivencia y por mantener intactas las condiciones culturales de su poder religioso. El neopentecostalismo ha construido un “cosmos sagrado”[xii]: un mundo ordenado jerárquicamente según “la voluntad de Dios”, que tiene como piedra angular a la familia nuclear patriarcal y a la iglesia sometida al pastor. La políticas de equidad de género y una mayor democratización de la sociedad amenazan a este “cosmos sagrado” y a sus posibilidades de reproducción y expansión.

Tesis 5. A largo plazo es difícil que las condiciones culturales para la reproducción de familias patriarcales se mantengan intactas. El movimiento neopentecostal y los evangélicos conservadores se verán ante la disyuntiva de modificar su postura política y adaptarse a una diversidad de formas de familia y de identidades sexuales, o convertirse cada vez más en un movimiento sectario irrelevante.

La familia nuclear patriarcal del padre proveedor y la madre cuidadora, que fue funcional al capitalismo industrial, ya no es útil para las nuevas formas hegemónicas posindustriales. Las necesidades de reproducción del capital financiero requieren de una diversidad de formas de familia, con la mujer plenamente integrada al mercado como productora y como consumidora[xiii]. Al mismo tiempo, el capitalismo digital requiere de sensibilidades sexuales menos rígidas, capaces de adaptarse a una oferta cada vez más diversa e intangible[xiv].

Por tanto, y a pesar de las recientes victorias del conservadurismo religioso y político para frenar las políticas de equidad de género y de respeto de los derechos de las diversidades sexuales,  es previsible que, a largo plazo, las mismas se vayan consolidando paulatinamente.

En un capitalismo posindustrial, financiarizado y cada vez más intangible, los valores y las relaciones jerárquicas que promueve el movimiento neopentecostal en la familia y en las iglesias, tendrán pocas posibilidades de reproducción. En este contexto, el movimiento neopentecostal deberá reinventarse o, por el contrario, se transformará paulatinamente en una expresión sectaria

[i]   Pew Research Center, Religión en América Latina. Cambio Generalizado en una Región Históricamente Católica. Pew Research Center, 2014.

[ii] Deiros, Pablo y Mraida, Carlos, Latinoamérica en Llamas. Historia y Creencias del Movimiento Religioso más Impresionante de Todos los Tiempos. Caribe: Nashville, 1994.

[iii] Mansilla, Miguel, “El pentecostalismo clásico y el neopentecostalismo en América Latina”. En:Revista Fe y Pueblo, N° 18, Marzo de 2011. ISEAT: La Paz, p. 6-22.

[iv]  García-Ruiz, Jesús y Patrick, Michel, “El neopentecostalismo en América Latina. Contribución a una Antropología de la Mundialización”, En: Revista Sociedad y Religión N° 41, 2014, p. 43-78.

[v]   Córdova, Julio, “Sexualidad y relaciones de género en iglesias evangélicas”. En: Revista Fe y Pueblo N° 12. ISEAT: La Paz, 2006, p. 38-56.

[vi] Bastián, Jean Pierre, “Los nuevos partidos políticos confesionales y su relación con el Estado en América Latina”, 2011. En http://www.naya.org.ar/congresos/ contenido/ 49CAI/Bastian.htm.

[vii] Córdova, Julio, “La derecha cristiana evangélica en América Latina”, 2015. En: http://www.periodistadigital.com/religion/america/2015/08/22.

[viii]      Córdova, Julio, “Viejas y nuevas derechas religiosas en América Latina: los evangélicos como factor político”. En: Revista Nueva Sociedad, N° 254, noviembre-diciembre de 2014. Buenos Aires, p. 112-123.

[ix] Córdova, Julio, “Viejas y nuevas derechas …”, et. al.

[x]   Maldonado, Juan, “Política y religión en la derecha cristiana de los EEUU”, documento de trabajo del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Complutence de Madrid, junio de 2007, s/e.

[xi] Corrales, Javier, “Un matrimonio perfecto: evangélicos y conservadores en América Latina”, En: The New York Times Es, enero de 2018, https://www.nytimes.com/es/ 2018/01/19/opinion-evangelicos-conservadores-america-latina-corrales/

[xii]       Berger, Peter, “Las religiones en la era de la globalización”. En: Revista Iglesia Viva N° 18, 2004, p. 63-86.

[xiii]      Fraser, Nancy, “La política feminista en la era del reconocimiento: un enfoque bidimensional de la justicia de género”. En: Revista Arenal N° 19:2, julio-diciembre 2012, p. 267-286.

[xiv]      Sierra, Francisco (Coord), Capitalismo Cognitivo y Economía Social del Conocimiento. La Lucha por el Código. CIESPAL: Quito, 2016.


Sobre el autor:

Julio Córdova Villazón es boliviano. Sociólogo,con estudios sobre el movimiento evangélico, cultura, política y derechos sexuales y reproductivos de su país. Miembro del Núcleo de la Fraternidad Teológica Latinoamericana en La Paz – Bolivia.

Fuente: http://www.elblogdebernabe.com/2018/02/cinco-tesis-sobre-movimiento.html