nuestras-95-tesisTodo empezó en el lejano 31 de octubre de 1517, en la joven universidad de Wittenberg, cuando uno de sus brillantes docentes, el monje agustino con poco más de una treintena Martín Lutero clavó, en la puerta de la iglesia del castillo, 95 tesis acerca de la cuestión de las indulgencias y de su eficacia real. Tal manifiesto –como se sabe- desencadenó una discusión que hizo temblar hasta sus cimientos al cristianismo europeo.
No es por tanto extraño que se use simbólicamente la fecha del 31 de
octubre como el inicio de la Reforma protestante. En tiempos más próximos, en el año 1994, también el teólogo americano anglicano Matthew Fox ha intentado sintetizar en 95 tesis su rica, larga y controvertida experiencia de teólogo. Lo descubrimos en el transcurso de un debate promovido, en octubre de 2013, en el Centro Cultural Protestante de Milán; en el que habíamos dicho: “¿Por qué no intentamos, también nosotros, escribir hoy “nuestras” 95 tesis?”.
Tras muchas discusiones, en el ámbito del “Círculo Reforma” de la iglesia
valdense de Milán, comenzamos a delinear algunas áreas temáticas.
Entonces invitamos a nuestra comunidad valdense a enviar por escrito
reflexiones sintéticas en torno a las áreas temáticas propuestas.
Resultó ser un interesante ejercicio colectivo. Hemos recibido poco más
de una cuarentena de pensamientos breves, reflexiones, comentarios
que acogimos y sistematizamos con interés, para añadir después otras
reflexiones, elaboradas esta vez por un subgrupo del “Circulo Reforma”,
de modo que llegásemos efectivamente a 95 tesis, recogidas en 11
áreas temáticas.
El último paso del borrador fue enviarlo después al Consistorio. Quienes
no escatimaron críticas, hasta el punto de que el subgrupo del “Circulo
Reforma” (ver nombres en la parte inferior) reordenó todo el material,
haciendo incluso un notable trabajo de reescritura y reordenación de
los textos.
Resumiendo -tras todos estos pasos, que con razón nos ocupó casi dos años- las 95 tesis del Circulo Reforma de la Iglesia valdense de Milán ahora están preparadas. 6 – “Nuestras” 95 Tesis Decidimos, por tanto, hacerlas públicas, poner nuestro documento a disposición de todos. Las tesis ahora están en vuestras manos, y son para ser discutidas, leídas, meditadas. Acogidas o rechazadas. Entendámonos: la nuestra no quiere (y nunca lo ha querido) presentarse como una obra definitiva. Simplemente es la instantánea de cómo pensamos hoy muchos de nosotros, en el interior de la Iglesia valdense de Milán, sobre argumentos de fundamental importancia. Nada impide que después de un tiempo podamos reformular algún punto, o precisarlo mejor. No anhelamos ninguna pretensión de ser definitivos.
Nos ha impulsado solo una pasión teológica por el testimonio del Señor,
en diálogo con su Palabra y permaneciendo en la plaza pública. Nos ha parecido importante intentar decir en primera persona, con nuestro lenguaje, cómo razonamos en materia de fe en torno a los grandes
temas de nuestro tiempo. Y todo ello porque deseamos ser portadores, dentro del dinamismo de la historia, de una ética de libertad y de responsabilidad fundamentada bíblicamente. Participando, en primera
persona, en la construcción del “bien de la ciudad” (Jeremías 29, 7), como expresión concreta de la fe en Jesucristo que Dios ha suscitado en nuestra vida. De la lectura de las tesis surgen, a pesar de su brevedad, una pluralidad de expresiones y estilos literarios que hemos mantenido voluntariamente porque son fruto de un trabajo que ha crecido “desde abajo”. ¿Para que sirve, en definitiva, este curioso documento? Podría servir para decirnos a nosotros mismos, a nuestros prójimos, a quienes aun no nos conocen, quiénes somos, qué esperamos, cómo actúa en
nuestro día a día la Palabra de Dios, la fe, el ser iglesia, el evangelio.
No es poco.

Les invitamos a leer el texto completo en el enlace: Nuestras-95-tesis

Buena lectura, buena reflexión. Milán 10 de mayo 2015

Redacción y reflexión a cargo de:Tiziana Colasanti, Giampero
Comolli, Marco Godino, Francesca Grazzini, Giorgio Guelmani, Teresa
Isenburg, Raffaella Malvina La Rosa, Roberto Peretta